reader.chapter — Descenso a las Sombras

Alina

Desperté con un sobresalto, el aliento atrapado en mi garganta mientras los susurros de un sueño inquieto se desvanecían en la penumbra. La Guarida Secreta de la Manada, con su resplandor azul de hongos bioluminiscentes, parecía más un sepulcro que un refugio al amanecer. El frío de la piedra se colaba en mis huesos, y el dolor en mi brazo, donde las venas negras se retorcían como raíces malditas, me arrancó un jadeo contenido. El colgante de obsidiana descansaba contra mi pecho, quemando con un frío helado que parecía vivo, pulsando al ritmo de mi corazón acelerado. Un aullido ominoso rasgó el silencio del bosque afuera, un sonido que no pertenecía a la manada, un eco que hizo que mi piel se erizara.