reader.chapter — Traición en la Guarida

Tercera persona

Un rugido desgarrado atravesó la cascada que ocultaba la Guarida Secreta, un lamento que parecía arrancado de las entrañas mismas de la montaña. El agua caía en cortinas furiosas, salpicando la entrada de la cueva con un frío que cortaba como cuchillos, mientras el interior apestaba a podredumbre y sangre fresca. Los hongos bioluminiscentes, que una vez habían iluminado las paredes con un brillo azul helado, ahora parpadeaban con un rojo enfermizo, al borde de apagarse por completo. Cada destello revelaba sombras retorcidas en la piedra, figuras de lobos con ojos ardientes que parecían moverse, acechar, esperar. El aire, denso y pesado, quemaba los pulmones con un hedor a savia negra, esa sustancia viscosa que goteaba de las grietas como venas abiertas, formando charcos que reflejaban un cielo carmesí más allá de la cascada.