reader.chapter — El Poder que Muerde

Lea Vinter

Fría como la brisa que se cuela por las grietas de la Mansión Vinter, la soledad me envuelve mientras estoy sentada en la cama de mi abuela, con el diario de cuero negro descansando en mi regazo. Su candado oxidado parece burlarse de mí, guardián de secretos que no puedo desentrañar. La cicatriz en mi muñeca izquierda parpadea con un brillo plateado, débil pero insistente, como un latido que no me deja olvidar lo que soy… o lo que podría ser. Las palabras de Mira resuenan en mi mente como un eco interminable: curadora de Sangre Plateada, un peligro para mí misma y para otros. Mi pecho se aprieta con cada repetición, el peso de lo desconocido aplastándome contra estas paredes húmedas y decadentes. No puedo seguir aquí, atrapada en este silencio que me asfixia, con el olor a madera podrida y el crujir de los pisos como únicos compañeros. Necesito respuestas, o al menos un respiro.